Un nuevo estudio determina que el número de mundos solitarios que no orbitan alrededor estrellas es muy superior al de las que sí lo hacen
No todos los planetas giran alrededor de una estrella. Al contrario, muchos de ellos, expulsados por sus propios sistemas estelares, vagan solos por el espacio, lejos de cualquier sol que ilumine sus gélidas superficies. ¿Pero cuántos de estos vagabundos espaciales hay ahí fuera?
Dos nuevos estudios, llevados a cabo por científicos de la NASA y la Universidad japonesa de Osaka, han llegado a la extraordinaria conclusión de que los planetas errantes de la Vía Láctea superan en número a los que orbitan alrededor de las estrellas. Y que su abundancia es tal que incluso son más numerosos, en una proporción de 20 a 1, que las mismísimas estrellas de nuestra galaxia. Ambos trabajos se publicarán próximamente en 'The Astronomical Journal'.
«Estimamos que nuestra galaxia alberga 20 veces más planetas errantes que estrellas: billones de mundos que vagan solos -afirma David Bennett, investigador principal del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y coautor de los dos artículos-. Esta es la primera estimación del número de planetas errantes de la galaxia que es sensible a los mundos menos masivos que la Tierra».
Los pequeños, más abundantes
Los investigadores, en efecto, estiman que los mundos rocosos de baja masa (del mismo tamaño o menores que la Tierra) podrían ser el tipo más común de planeta errante porque al ser más pequeños resultan más fáciles de expulsar por alguna brusca interacción gravitatoria en sus sistemas estelares de origen.
Sin embargo, precisamente por ser más pequeños resultan, también, más difíciles de observar. No olvidemos que estos vagabundos del espacio viajan en la más absoluta oscuridad y no brillan en absoluto. Por eso hasta ahora los astrónomos sólo habían conseguido identificar un único planeta errante 'pequeño y terrestre'.
Pero la actual investigación, que durante nueve años se llevó a cabo en el Observatorio de la Universidad Mount John, en Nueva Zelanda, reveló también la presencia de un segundo mundo de este tipo, con una masa similar a la de la Tierra. Según los investigadores, una vez que se lance, en 2027, el nuevo telescopio espacial de la NASA Nancy Grace Roman podrá descubrir cerca de 400 mundos nuevos más pequeños que el nuestro.
«Roman -asegura Naoki Koshimoto, autor principal del estudio en el que se anuncia la detección del nuevo planeta- será sensible incluso a planetas errantes de menor masa, ya que los observará desde el espacio. La combinación de un gran ángulo de visión y la nitidez de Roman nos permitirá estudiar los objetos que encuentre con mucho más detalle de lo que podemos hacer usando solo telescopios terrestres, lo cual es una perspectiva emocionante».
Microlente gravitacional
Ni que decir tiene que encontrar estos mundos oscuros no resulta fácil. Normalmente, la mayoría de los más de 5.000 exoplanetas que conocemos se han descubierto por el método del tránsito: cuando un planeta pasa frente a su estrella, crea una diminuta sombra que podemos ver. Pero si un planeta errante en ruta a través de la galaxia pasa frente a cualquier estrella de nuestra línea de visión, hará justo lo contrario. Es decir, que aumentará ligeramente su brillo debido a un efecto llamado 'microlente gravitacional'.
El planeta, en efecto, curva ligeramente el espacio con su masa, por lo que los rayos de luz procedentes de la estrella por la que pasa también se curvarán causando una especie de efecto lupa que magnifica la luz de la estrella mientras dura el tránsito. Literalmente, los astrónomos ven la estrella como si estuviera un poco más cerca y su brillo, por lo tanto, fuera mayor.
«La microlente -dice por su parte Takahiro Sumi, autor principal de uno de los dos artículos- es la única forma en que podemos encontrar objetos como planetas flotantes de baja masa e incluso agujeros negros primordiales. Es muy emocionante usar la gravedad para descubrir objetos que nunca podríamos esperar ver directamente».
A más de un millón de km de la Tierra, Roman enfocará sus instrumentos hacia el centro de la galaxia, donde la densidad de estrellas es mucho mayor y es más fácil que un mundo errante pase por delante de alguna de ellas.
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