martes, 30 de mayo de 2023

Un tercio de los planetas más comunes de la Vía Láctea podría estar en zona habitable

 


El 80% de las estrellas de nuestra galaxia son enanas rojas, y la mayoría tienen planetas


Existen numerosos clases de estrellas en el firmamento y nuestro viejo sol amarillo no está, ni de lejos, entre las más comunes. Muy al contrario, las estrellas parecidas al Sol son una auténtica rareza en la galaxia, donde la norma parece ser la de estrellas mucho más pequeñas y frías. Sin ir más lejos, veinte de las treinta estrellas más cercanas a la Tierra pertenecen a esta abundantísima categoría. Son las llamadas 'enanas rojas' y los astrónomos piensan que a este grupo pertenecen hasta el 80% de todas las estrellas de la Vía Láctea.


Su reducido tamaño, sin embargo, no significa que no puedan tener planetas. De hecho los tienen, y se cuentan por miles de millones. Podríamos decir sin miedo a equivocarnos que la inmensa mayoría de los planetas que existen en la Vía Láctea están en órbita de una enana roja.

Ante semejante abundancia, los astrónomos se preguntan cuántos de esos mundos podrían ser capaces de albergar vida, y lo cierto es que resulta difícil ponerse de acuerdo en este punto.

Se considera que un planeta con vida tal y como la conocemos debe tener agua líquida, y para eso tiene que estar a una cierta distancia de su sol, la justa para que su agua no esté congelada, lo que sucedería en un mundo demasiado alejado de su estrella, ni evaporada, como sucedería en uno demasiado cercano a ella. Aquí, en nuestro Sistema Solar, esos dos extremos están representados por Marte (demasiado lejano y frío) y Venus (demasiado cercano y caliente). Justo entre ellos se encuentra la Tierra, donde el agua líquida abunda. Nuestro planeta está, en efecto, en medio de la 'zona habitable' del Sol.


Pero en el caso de las enanas rojas, más frías, los planetas deben estar mucho más cerca de ellas para recibir el calor necesario, y la zona habitable, por lo tanto, se encuentra a muy poca distancia de la propia estrella. Lo cual deja a esos mundos muy expuestos a las fuerzas de marea, las erupciones solares, las oleadas de radiación y otros fenómenos capaces de esterilizar cualquier posible forma de vida.

Cuestión de números

Ahora, y gracias a un nuevo análisis llevado a cabo con los últimos datos disponibles del telescopio espacial Kepler, de la NASA, un equipo de astrónomos de la Universidad de Florida ha descubierto que hasta las dos terceras partes de los mundos que giran alrededor de estas pequeñas estrellas podrían ser, literalmente, quemados por ellas, dejándolos estériles para la vida.


Lo cual, sin embargo, nos deja el otro tercio, varios miles de millones de planetas en la galaxia, que podrían estar en el lugar preciso, en una órbita lo suficientemente cercana y segura como para disponer de la tan preciada agua líquida, y posiblemente también de vida. El estudio, llevado a cabo por Sarah Ballard y Sheila Sagear, se publica hoy mismo en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.


«Creo que este resultado es realmente importante para la próxima década de investigación de exoplanetas -dice Sagear-, porque la mirada se está desplazando hacia esta población estelar. Estas estrellas (las enanas rojas) son excelentes objetivos para buscar pequeños planetas en órbitas en las que es concebible que el agua sea líquida y, por lo tanto, el planeta sea habitable».

Para llegar a estas conclusiones, Sagear y Ballard midieron la excentricidad de una muestra de más de 150 planetas alrededor de estrellas enanas del tipo M, que tienen aproximadamente el tamaño de Júpiter. Cuanto más ovalada es una órbita, más excéntrica es. Y si un planeta está lo suficientemente cerca de su estrella, aproximadamente a la distancia que hay entre Mercurio y el Sol, una órbita excéntrica puede someterlo a un proceso conocido como 'calentamiento por marea'. A medida que el planeta se estira y se deforma por las fuerzas gravitatorias cambiantes a lo largo de su órbita irregular, la fricción lo calienta. En el extremo, el proceso podría llegar a 'hornear' el planeta, eliminando toda posibilidad de agua líquida. Por eso, para que haya agua, y permanezca, son preferibles las órbitas circulares.


Para medir las órbitas de los planetas, Ballard y Sagear se centraron especialmente en el tiempo que tardaban en moverse por la cara visible de las estrellas. Su estudio también se basó en nuevos datos del telescopio Gaia, que está midiendo la distancia a más de mil millones de estrellas en la galaxia. «La distancia -dice Sagear - es la pieza clave de información que antes nos faltaba y que ahora nos permite hacer este análisis».


Además, Sagear y Ballard encontraron que las estrellas con múltiples planetas son las más propensas a tener el tipo de órbitas circulares que permiten retener agua líquida. Las estrellas con un solo planeta, al contrario, tienen órbitas más excéntricas y son las más propensas a sufrir efectos de marea extremos, capaces de esterilizar su superficie.


Pero los investigadores son optimistas prefieren quedarse con el vaso 'medio lleno', es decir, con el tercio restante de enanas rojas 'no esterilizadas'. Dado que uno de cada tres planetas de la muestra tenían órbitas lo suficientemente suaves como para albergar agua líquida, eso probablemente significa que la Vía Láctea dispone de cientos, sino de miles de millones mundos con condiciones potencialmente favorables. Planetas que constituyen una fuente casi inagotable de objetivos prometedores para buscar signos de vida fuera de nuestro Sistema Solar.

ENLACES:

https://www.abc.es/ciencia/tercio-planetas-comunes-via-lactea-estar-zona-20230529205932-nt.html

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